Durante un LinkedIn Live, una entrevista, leo en los comentarios algo como: «Hace un año te mandé un mensaje con una consulta – lo único que me contestaste fue que antes de mandar textos así los revise, idealmente con otra persona. Me sirvió muchísimo».

Me acordé enseguida de las emociones que sentí en aquél momento: quería ayudarlo pero era un texto muy difícil de seguir, complejo, casi sin puntos, todas comas, en donde no deja al lector casi ni respirar, como este. Sí, también repetía palabras en casi todas las frases.

Cuando escribís, no cuentes – mostrá.

Unos días después, recibí una promoción de un curso que te enseñaba a publicar, a partir de una idea, un libro entero, sosteniendo que, «Un libro es una tarjeta de presentación con esteroides» (sí, en inglés suena mejor).

Tengo 3 libros publicados, un fracaso con editorial, un éxito autoeditado y un «estoy esperando que me den feedback«, además de más de cien artículos en LinkedIn (si querés divertirte, entrá a esta planilla a buscar una cita al azar de esos artículos).

Escribí algunos artículos sobre escribir, con la idea de ayudar, sobre todo, a los lectores a que su vida sea más simple, más disfrutable:

Lo Bueno si Breve, se Lee S02E12

El Método Netflix para que los Niños Escriban Bien y Hagan Otras Cosas Bien También S02E42

Fahrenheit 451: Autocombustión S02E43